lunes, 9 de mayo de 2011

Aquel 9 de mayo




Dos años han pasado desde que aquel 9 de mayo de 2009. Cuando el teléfono timbró a las 4 de la mañana, supimos lo inevitable. Raquel había muerto apenas 5 días después del momento en el que la vimos nacer. No podría explicar con palabras, el dolor tan profundo en el que mi vida se sumió. La luz de nuestros ojos había cerrado los suyos para siempre.





Me parece increíble que que haya pasado todo este tiempo, ¡730 días, 43800 horas!, en la que no he dejado de sentir el amor tan profundo, que nuestra hija dejó a su paso por este mundo. Ella murió físicamente, pero su amor nunca desaparecerá, ella vive en mí y en todos los que la conocen y la aman a través de mi esposo y yo.




Este tiempo me ha servido para analizar la fragilidad del ser humano y pensado en que solamente cuento con el día de hoy. En medio de la confusión que significa despedir a un bebé, he encontrado hermanos en el dolor, en los miembros del grupo RENACER, amigos verdaderos en aquellas personas que siempre se mantuvieron con nosotros y nos dieron la mano para levantarnos. ¡Gracias a todos!




Hoy 9 de mayo de 2011, soy una mujer diferente, soy la mamá de Raquel Castillo Chinchilla, una hermosa bebé que vivió una vida llena de inyecciones, tubos y máquinas conectadas a su cuerpo, mientras nos daba un demostración de cómo luchar por sobrevivir. Dolorosamente, ella no logró continuar su camino por este mundo, sin embargo; Raquel es y será siempre, nuestra niña adorada, nuestra luz que ilumina el camino por el que debemos continuar para encontrarnos otra vez.