Cuando Raquel crecía en mi vientre soñaba con la cantidad de cosas que íbamos a hacer juntas. También, soñaba en que algún día, ella compartiría con sus primitas (Lucía y las que vinieran), juguetes, ropa, su cama, en fin...
Cuando mi gorda murió, está de más decir todos los sueños que se rompieron.
Esta semana, una familia amiga en el dolor y en el amor, los Mena Altamirano (Eduardo, Ruth y Guayo) me hicieron un sueño realidad. Mediante su creatividad, nuestra hija Raquel, le prestó su pañal a su hermanita postiza Rebeca. Ella debido a la premura con la que vino y partió, no contaba con uno, en el momento en el que su papá Roberto, captó su imagen, inmortalizándola para siempre. ¡Mi bebé compartió lo que tenía con otra de nuestras princesas en el cielo!
¡Me quedé maravillada ante lo que puede hacer la tecnología, pero más aún, de lo que puede hacer el amor!
Nuestra querida Rebequita, quien se luce en la foto, ahora comparte este pañalito con mi bebé. Después de todo, comparten lo más hermoso de la vida, el mismo legado de amor para sus papás, quienes quedamos en este mundo y tratamos de honrarlas todos los días.
Eduardo, Ruth y Guayo, gracias por cumplir este sueño, cuando yo pensé que eso nunca sucedería.
Los quiero mucho.