miércoles, 5 de mayo de 2010

Destilando tristeza


Hoy realmente me siento triste. Y es normal...luego de un año de dolor, estoy viviendo minuto a minuto en mi mente, la enfermedad que llevó a Raquel hasta la muerte. ¡Por Dios! ¿será posible que algún día esta ausencia tan grande que ella ha dejado sea más llevadera?

He repasado tantas veces esta historia, hoy ya no busco culpables o respuestas a los porqué, solo oro a Jesús por paz interior.

Le doy gracias a Dios, porque Ernesto y yo, durante este año nos hemos unido, corazón a corazón, para soportar a este dolor tan grande de haberla perdido físicamente.

Mi pequeña Raquel vive en mí todos los días, su muerte no ha podido eliminarla de la historia, ella vivirá por siempre porque, el amor por una hija es inmortal.

1 comentario:

Eduardo Mena, Papá de Rebeca y Guayo dijo...

Ale: He leído y meditado en las cosas que dices. Tienen tanto sentido!.

Me alegra ver cómo va llegando poco a poco esa paz espiritual que anhelas. Y aunque todavía no la veas muy claramente, ya se divisa en el horizonte. Al leerte me lleno de esperanza.

Me encanta esa unión corazón a corazón. Es lo más espiritual que puede pasar entre los padres de alguien tan especial.

Gracias por hablar de lo más profundo de tu corazón. Tu reflexión es nuestra también.

Creo que no vamos a poder acompañarte este fin de semana, pero estaremos con uds. en espíritu junto a todos los chicos de la pandilla...

Espero que pasen un buen rato juntos y que Raque sea honrada como ella se lo merece. Dile que la amamos, como los amamos a Uds. dos!!!