domingo, 15 de agosto de 2010

Mi hija ha muerto y yo sigo siendo su madre


Mi pequeña hija ha muerto y hoy es el día de la madre. Mientras mi corazón trata de mantenerse en calma, miro para todos lados y lo único que puedo divisar son las ofertas baratas que los comercios se empeñan en ofrecer, con el fin de comprar el amor de esas mujeres que, sí ciertamente, han dado parte de su vida por esos hijos.


Han pasado 15 meses desde ese maravilloso momento en el que me convertí en la madre de Raquel Castillo Chinchilla, 2350 gramos de amor, 43 centímetros de gran ternura,¡una belleza!. Su muerte marcó mi alma para siempre, ¡soy una madre diferente!
Este 15 de agosto, por más que intento pensar en que todos los días, son para celebrar a las madres, que esta fecha no debe hacerme sentir triste... no lo he logrado.


Hoy visité a mi mami, Odilié Morera, una mujer muy valiente, amorosa y solidaria. De ella aprendí que la humildad te enaltece y que la sinceridad es, sin duda, una virtud. También compartí con mis hermanos, mi cuñada y mis sobrinos, cuatro preciosos niños a los que amo, pero que, al mismo tiempo me recuerdan que no puedo abrazar a mi Raquel, sino en mis sueños, en mi mente.


En misa, el sacerdote invitó a las madres a ponerse de pie para orar por ellas y no pude hacerlo, ¡soy una madre, sí, pero distinta!


En este día cuando todas madres reciben regalos materiales, quiero compartir este relato y desearle a todas las mamis de niños en el cielo, mucha paz interior, este y todos los días. Admiro su valentía para continuar viviendo, con este dolor en el corazón.


Ellas y yo compartimos la maravillosa sensación de ser la madre de un ángel en el cielo.


¡Paz y amor para nuestros corazones, hoy y siempre!






1 comentario:

Roberto y Silvia, papás de Rebeca dijo...

Ale, seguiremos siendo las madres de ellas para siempre, un abrazo amiga y feliz día, a tí también, la sociedad nos invisibiliza pero el amor de nuestras hijas no... Feliz día a tantas madres que han pasado éste día sin sus hijos, aquí en la tierra, felicidades porque somos diferentes y porque somos valientes y porque nos hemos tenido que levantar del polvo para seguir adelante...