El jardín de mi princesa está lleno de flores. Gracias a la lluvia han florecido, las chinas, claveles y margaritas, todas miniaturas, que plantamos hace algunas semanas, para alegrar la última morada de mi hija.
Ayer, en conmemoración de la fecha de su nacimiento ( el 3) Ernesto y yo fuimos a sembrar una nueva planta, una preciosa clavelina.
De alguna manera, ir a visitar ese sitio nos hace entrar en conexión con Raquelita y además nos coloca de frente a una realidad irreversible: no importa tu país, tu raza, tu condición social y mucho menos tu edad, la muerte llega.
Con qué dolor se escoge una planta para llevarle a tu bebé al cementerio!!! No tengo palabras para describirlo, pero es mucho. Sin embargo, cuando ves tanta belleza en cada una de las plantas, me doy cuenta que no encontré mejor sobrenombre para mi bébé, que "mi pequeña flor".
Raquel, fue, es y será nuestra pequeña flor. Estoy segura que al igual que las flores de su jardín en la tierra, ella está luciendo su belleza en el cielo. Espero algún día compartir su esplendor en el más allá. Te amamos pequeña flor.
3 comentarios:
Ale, el lugar donde descansa el cuerpito de Raquelita (porque sin duda ella está jugando con todos los ángeles del cielo) es un lugar precioso. Realmente pasan por mi ser tantos sentimientos y pensamientos de la grandiosa madre que eres, porque aun sin tener físicamente a Raquel, ella está sintiendo en inmenso amor que vos le están dando a cada segundo, igual como si ella estuviera fisicamente contigo. Eres maravillosa!!! Y una lección de vida!
Gaby, daría lo que fuera porque ese jardín fuera el cuarto de mi niña, que pudiera arrullarla en mis brazos y amarla, pero no puedo.
Solo eso me queda visitar su cuerpo ahí, porque su espíritu sin duda, está en mi corazón siempre.
Que chiva la foto del jardín de Raquel!.
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