miércoles, 15 de julio de 2009

Un café en el cementerio


Muchas cosas han cambiado desde que nuestra hija falleció, una de ellas es los lugares donde quiero estar. Ya antes había escrito de mis visitas al cementerio o como yo le llamo al jardín de Raquel.


Durante esas visitas pude darme cuenta de que algunas tumbas están decoradas con mucho amor. Una de ellas me llamó la atención porque todas las semanas tenía arreglos florales frescos que inundaban el espacio, se notaba que a esa persona le visitaban muy frecuentemente.


Luego supe que era la tumba de Adrián, el único hijo de Kattia y Oldemar, quien falleció en enero de 2009 en un accidente de tránsito. También, supe que ellos iban todos los fines de semana y ahí permanecían largas horas, adornando la última morada de su amado hijo y también leían, hablaban, oraban o tomaban un café en el sitio.


Desde entonces cada vez que voy a ver el jardín de mi Princesa, visito también el de Adrián.

Ayer conocí a estos papás amorosos, durante una reunión de RENACER, el grupo de padres que han perdido a sus hijos, al cual asistimos Ernesto y yo. Al final de la actividad, con una dulzura sin igual, el papá de Adrián me dijo: "cuando quiera se llega al cementerio y la invitamos a tomar un café".


Me quedé pensando en aquella invitación que nunca imaginé que llegaría y creo que es una de las propuestas más bellas para disfrutar el tiempo. ¡Qué mejor ofrecimiento pueden hacerme hoy, que poder tomarme un café junto a padres que les duele la ausencia como a mí y reflexionar con ellos sobre la vida y la muerte!


De seguro iré, quiero tomarme un café y ver el futuro con los pies sobre la tierra, cerca de donde descansa el cuerpo de la persona que he amado más en el mundo.

3 comentarios:

Alvaro Alvarado dijo...

Voy a tratar de expresar lo que siento. La muerte nos deja desnudos, y cuando encontramos a personas que están en la misma situación y vemos sus ojos miramos al fondo del alma. Cuando uno escucha a los padres hablar de sus hijos, no es el ego el que habla sino el amor. Es dificil que otras personas que no hayan pasado por esto puedan siquiera entender un poquito. Por encima de tanto dolor y una vida aparentemente sin sentido, debemos hacer un tiempito para tomarnos un café. Sigan adelante
Con mucho cariño Alvaro.

Eduardo Mena, Papá de Rebeca y Guayo dijo...

El jardín. Que bueno! Yo digo que Rebe tiene un Penthouse en Av. 10, siempre que paso por ahí le pito y a veces siento como si debiera pasar a tomar café. Que vacilón. La otra casa de Rebe, la llamamos la casa de campo, algunos lo llaman cementerio. Pero en lo que dices, se ve que estás aprendiendo a vivir tu nueva vida. Que bueno. Manrique me decía el otro día que cuando logremos vivir en el amor, sin tanta lágrima, va a ser chivísima...

Alejandra, mamá de Raquel dijo...

Gracias por sus comentarios.
Sí yo deseo con todas mis fuerzas sentir el amor, sin llanto. Me siento agotada física y emocionalmente y sé que es por llorar y llorar.
Debo comentarles que en la última semana hubo día en los que no lloré, pero sentí una tristeza seca, como si una nube negra inundara mi alma, pero no permitiera llorar... me imagino es parte del proceso.