lunes, 20 de julio de 2009

Tristeza seca


En estos días me embarga un sentimiento que aprendí a reconocer no hace mucho tiempo. Y es que la verdad es que he llorado prácticamente nada. Pero igual duele. Duele por todo lo que no será, porque todo quedó en la imaginación, en la ilusión, en los proyectos, duele porque regreso a casa y ella no está, no llora por las noches y no me despierto para ir a cargarla sino porque un impulso nervioso me despierta y me tira en la cara la verdad. Duele porque en contra del consejo psicológico, no puedo dejar de pensar en el dolor de mis padres y hermanos, que esperábamos todos a esa preciosa niña, la primera de su generación. Parece demasiado, parece inmanejable. Hoy a dos meses y unos días de su partida, empiezo a comprender lo que es ver la vida sin color, empiezo a caer en la cuenta de que no me queda más remedio que aprender a vivir la vida sin su presencia física y que de algún modo, no tengo muy claro cómo, Raquel estará en mí de un modo tal que la tristeza seca amaine...

1 comentario:

Alejandra, mamá de Raquel dijo...

Mi amor, sé que sufres terriblemente y igual que yo, aunque no llores tanto, tu tristeza es profunda.
Lo hemos hablado, pero eso no calma el dolor, lo sé. Tenemos que seguir como sea, con este dolor que cala hasta el alma, seguiremos, juntos, hasta que sea el día en que volvamo a ver a Raquel.
Te amo.