miércoles, 29 de julio de 2009

Muchas muertes un solo dolor

El otro día en uno de los grupos de padres a los cuales asistimos, pasó un incidente que nos dejó algunos con una sensación de tristeza (más tristeza). Una de las madres dolientes, a la cual le asesinaron a su hijo, dijo que su dolor era mayor que el de las madres que habíamos visto morir a nuestros bebés, porque la situación se había dado en su caso fue de una manera sangrienta e inesperada, "y nosotros ni siquiera pudimos escuchar la voz", de nuestra Raquel. Como podrán imaginar las mamás en situaciones como la mía presentes en el sitio, nos sentimos indignadas por el comentario y lo debatimos. Mi esposo con su característico pragmatismo, le dijo que "unos lloramos por lo que vivieron y otros por lo que no vivimos".

¿Puede el dolor ser mayor o menor, de acuerdo a las características de la muerte del hijo o hija? Desde mi punto de vista, el dolor es el mismo, tesis que han reforzado sicólogos y padres y madres de hijos fallecidos en situaciones de gran impacto mediático como accidentes de tránsito o asaltos.

Ayer, precisamente, conocimos a los padres de Alfon un apuesto joven de 16 años, luchador, que había vencido un tumor en el cerebro, ya estaba listo para irse a casa, pero los médicos indicaron que se quedara un par de noches más... una de esas noches, perdió la vida víctima del incendio en el Hospital Calderón Guardia. Ellos afirmaron que el dolor de perder un hijo, no importan las circunstancias, no tiene comparación.
Yo no comparo mi dolor con el de nadie, ni pienso que sea mayor o menor. Mi dolor es eso, mi dolor. Enorme como una avalancha, intenso como tirarse del bungee desde el Monte Everest. Los padres enfrentamos un reto enorme para tratar de continuar con la vida y honrar a nuestros grandes amores, con acciones dignas y comprometidas con el prójimo.

Ese dolor me acompañará siempre y en este momento, la acción más digna que puedo hacer es intentar poco a poco volver a reincertarme en la vida, con la firme convicción de que mi Raquel me está viendo y se siente orgullosa de su mamá.

2 comentarios:

Alvaro Alvarado dijo...

ok. Ale esa es una de las situaciones más contraverciales en un grupo y de las cuales tenemos que tener tolerancia, cada uno de nosotros creemos que sufrimos mas y que el dolor nuestro no es comparable al de ninguno. Verdad muy cierta. Pero lejos de ello es precisamente la humildad de reconocer el dolor en otros, lo que nos hace ser mejor. Recordando que hay personas que soportan de una u otra manera el dolor que llevan.
En mi caso, yo no puedo saber si el dolor mío es mayor o menor al de los compañeros, es sumamente dificil, pero en el tanto pueda entender ese dolor entramos en una misma vibración.

Recordemos que los compañeros son nuestro espejos. Mañana puede llegar la madre de un martir que el dolor que siente es definitiva el mismo de todos.

El dolor no tiene edad,

Ale, me gustaría mucho que copiaras tus artículos al blog de renacer.

ManSua dijo...

Ale, lo que me parece mejor de esto que has escrito, es el hecho mismo que los has escrito y no te los has dejado por dentro, nadie tiene derecho de decirte que es más grande su dolor, o más grande su sufrimiento.

Tu sufrimiento es único, como el de Ernesto, como el de cualquiera de los padres que hemos perdido hijos, son incomparables, no es posible de medir…

Me gustaría recomendarte que no te sientas mal por esto que te dicen, toma lo bueno que te da la gente, y lo que no te funciona… déjalo pasar, solo preocúpate por curar tu corazón lo mejor posible y de ayudar cuando puedas y no permitas que cosas que otros digan te maltraten, cuida tu corazón que es donde reside la comunicación con Raquelita y Dios…

Finalmente quiero contarte que después de cinco años no es que lo hemos visto todo, pero esto que relatas no se me hace extraño, y más de una vez nos han dicho que nuestro dolor es menos porque Manri murió en un instante… no permitas que esto te afecte y más bien tómalo como de esas cosas que algunos necesitan decir, ellos necesitan medir su dolor, ellos tiene que medir su sufrimiento y voz y Ernesto no…

Saludos de ya sabes quién. ManSua papa de Kyke.