lunes, 31 de agosto de 2009

Duerme, duerme Princesa

Mi amada princesa, ayer papá, tu tía Maritza y yo fuimos a tu jardín. Algunas flores se han marchitado por la lluvia, pero esta misma semana antes de tu cumpleaños, mamá las va a cambiar.

¡Cuánto te amo mi amor!, ¡Cuánto te necesito! Los días han pasado tan lento en el dolor y tan rápido en el tiempo, que me parece que fue ayer cuando te conocí.


No he podido separar tu imagen ni un minuto de mi cabeza. Tu pelo, su carita, tus manitas, tus pies, estás en mi mente y en cada una de mis células.


Mi querida hija, no te imaginas lo que duele vivir sin vos, lo que duele salir a la calle y obligarme a vivir. Sabes, todo el mundo dice que la vida continúa, que tengo que seguir, pero solo vos y yo sabemos el amor tan infinito que nos une y lo difícil que es continuar sin tu presencia física.


Tu tía Frescia trajo a tu primita Lucía la semana pasada. Es una niña muy tranquila, preciosa, morena, casi ni llora. Pero su sola presencia me recuerda que no estás, que nunca te tendré entre mis brazos, que solo volveré a verte cuando deje para siempre este mundo. Y eso me llena de profunda tristeza.


Mi amada Raquel, mientras escribo tu nombre mi corazón me da un vuelco. Me salta con solo pensar que solo estarás en el recuerdo de quienes te amamos y en el amor tan intenso que nos tenemos tu papá y yo.

Mi amor, mi princesa, mi bebé adorada, duerme, duerme, hasta que nos volvamos a ver.

No hay comentarios: