sábado, 6 de junio de 2009

Raquel, princesa, vive siempre en nuestro corazón

Raquel es sin duda la muestra de amor más grande que Dios nos ha regalado. Tan pequeña, tan bella, tan perfecta; la unión del amor de dos almas, que se hubieran entregado enteras para que ella hubiera podido quedarse.

Llegó al mundo un 3 de mayo de 2009 a las 7:22 p.m. Lo hizo antes de tiempo, lo cual no solo causó un intenso apuro entre nosotros, sino que, la obligó a respirar por si sola seis semanas antes. Sus pequeños pulmones aún no habían desarrollado lo suficiente, lo que le causó una importante enfermedad respiratoria que finalmente la obligaría que partir.

Después de 5 días y 9 horas de intentar respirar a toda costa, a las 4:15 a.m. del 9 de mayo, nuestra pequeña flor, nuestra princesa amada, nuestra luz infinita, partió a los brazos de Dios.

Nuestro dolor es profundo, atraviesa intensamente nuestro corazón y nos sacude con una fuerza aterradora. Sentimos un enorme vacío en nuestra alma que nos retuerce. Caímos desde la más intensa felicidad hasta la más aterradora tristeza: Raquel ha muerto, nuestra bebé se ha ido físicamente.

¿Cómo es posible? ¿Qué hicimos mál? ¿Cómo nos ha sucedido esta pesadilla? El fruto de nuestro amor, nuestro futuro hecho niña, se fue sin más, no pudimos salvarla.

Su ausencia nos recordó la fragilidad humana, el soplo que significa nuestra existencia, nuestra sencilla mortalidad.

Escribo estas líneas un mes después de su nacimiento, cuando el sufrimiento recorre mis venas como un veneno, cuando el vacío es profundo y una nube oscura cubre nuestras vidas. ¿Cómo podremos vivir sin ella? ¿Cómo podremos afrontar lo que somos, nuestras creencias, nuestra visión de mundo luego de esta partida?

Hoy no existen respuestas, es el momento de sufrir.

1 comentario:

Alejandra, mamá de Raquel dijo...
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